martes, 26 de mayo de 2015

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡18!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

No es la primera vez que tengo que sentarme delante del ordenador a escribirte y describirte lo que te echo de menos, a recordarte la falta que me haces, a planificar el futuro en función de nuestras ganas y presupuesto, a recargarte las pilas después de unos años complicados. Y espero que no sea la última.
Como ya sabes, y has vivido en tus propias carnes, estos años no han sido los mejores, ni para mi, ni para ti en particular: Han sido los meses más fríos que jamás se hayan vivido, y los más largos también. Las horas del día aumentaban a veinticinco cuando esperábamos ansiosas por algo y se reducían a veintitrés cuando necesitábamos el tiempo. El sol nos ha jugado una mala pasada también, junto con la lluvia, en mi caso por exceso y en el tuyo por ausencia, pero en ambos algo ha fallado. Nuestros armarios han quedado reducidos a la mitad, tu ropa está en tu casa y la mía en mi armario. Las llamadas pre-estudio se han sustituido por skypes castellano-catalán catalán-castellano. Los planes alternativos han quedado fuera del mapa. Los chuscos y sobretodo la nocilla se notarán más este año en los pantalones, porque no teníamos con quien compartirlos. He tenido que acostumbrarme a no escuchar uno, dos y hasta tres avisos por cada autobús que salía de la estación, y hablando de buses, hace mucho que no cojo el 1A. Desde hace un par de años no paso por miguitas, y sé que nos echan de menos.
 Han sido épocas difíciles para ambas, planes que no salen bien, deseos frustrados, ganas sin oportunidades y necesidad sin tiempo, pero lo que ha primado sobre todas las cosas estos dos años ha sido la distancia. Cuando te fuiste te dije que aunque estuviésemos separadas por tantos kilómetros lo esencial no iba a cambiar, y no te mentí, y lo mantengo. Lo más importante sigue estando, sigues estando presente en todas las rabietas que me dan, en mis días de humor espléndido (uno o dos al mes), y apaciguando mis lágrimas; sigues siendo la primera en mi lista de cumpleaños. Pero por desgracia otras muchas cosas sí han cambiado: Hace mucho que nadie duerme más de una noche en mi casa, y más tiempo aún que no saco las cartas del cajón. Ahora cuando estoy estudiando y me agobio enciendo la tele, ni cojo un bus, ni bajo la cuesta andando con cascos. Ya no tengo tantas fotos, ni tantas ganas de hacérmelas. Santa Cristina se reserva para ocasiones muy puntuales, cuando antes era nuestra segunda casa. No tengo las mismas ganas de ir a clase si sé que no me vas a venir a buscar, ni la mitad de ganas de comer porque sé que no iremos a María Pita con una bolsa del McDonalds. No hago listas, de nada, sin embargo gasto el boli en resúmenes, porque ya no te tengo a ti para que me tomes la lección.
Como ya he dicho no han sido nuestros mejores años, pero nosotras seguimos siendo las mismas, con variaciones, pero en esencia las mismas: Aunque sea más difícil seguimos jugando al escondite, y te sigo ganando. Te enteras de lo que pasa aquí antes incluso que yo, como siempre. Conozco cada palmo de tu casa aunque sólo haya estado una vez, y tu te conoces la mía como si nunca la hubieses dejado. Seguimos encontrando al menos un momento al día de paréntesis, tanto todo todiño. Te sigo dejando mi ropa, aunque tarde unos meses en recuperarla, y seguimos comiendo las mismas porquerías a veces incluso al mismo tiempo. A lo mejor ya no tengo la "suerte" de maquillarte cada vez que sales por la puerta, pero cuando tengo que hacerlo, no me aburre.
Y a esto venía todo ese rollo, a cuando vuelves. Cuatro o cinco de cada doce meses, vuelves, y cuando lo haces, sabes que te estoy esperando. Todos los planes se llevan a cabo, y los que no han podido ser se posponen. Otra vez vuelvo a tener a una persona para todo (playa, fiesta, peli, pipas, llorera, recados, pereza, comida, madrugones, paseos, vídeos, desayunos, yatekomo, galletas, colonia, planchas, dinero, agua, manzanas, caminatas, prisas, regalos, ideas, viajes, bikinis, toalla, cascos, móvil, música, gritos, culo, mentiroso, secretos, confidencias, ralladas, aceite de zanahoria, crema (solo yo), manta, calcetines, cama, baño, Burguer King, Gadis, buses, tren, poblado navideño, jardines, palexco, Orzán, Matadero, y así hasta agotar existencias).
Sabes que cuando nos juntamos explotamos, y todo lo que llevamos meses reprimiendo también lo hace, somos como una bomba con dos cables, yo el azul y tu el rojo, y cuando nos juntamos, explotamos. Y ya no queda nada, y encima este año nos olvidamos de DNI falsos, este año al natural, con todo, porque te lo mereces, por estos años y por todo, por dar siempre el mejor de tus consejos aunque luego no te lo apliques, por saber qué decir siempre, y saber cuando es mejor callar. Por no decir que no a nada, estar dispuesta a todo. Por la alegría que transmites, que aunque ahora esté escondida, pronto volverá. Ya no queda nada para que vuelvas, y contigo, todo lo bueno que traes.
Hoy es tu cumpleaños, y más que nunca no sabes lo que me duele no poder estar ahí, y si no te he hecho una felicitación como te mereces es porque ya no queda nada para que vengas, y creo que más que nadie, te mereces una en condiciones, así que vete preparándote para lo que te espera, que no es poco, y sobre todo,no te olvides el mono, que te va a hacer falta.
Gracias por seguir formando parte de mi familia. Un año más, hasta viejas en el Café Central.


martes, 27 de enero de 2015

Hay muchas clases de amigas a las que recurres en diferentes situaciones dependiendo de lo que necesites. Está la amiga a la que llamas cuando quieres salir de fiesta, cuando quieres olvidarte de todo y pasártelo bien, emborracharte, o no, dependiendo del día, pero bailar hasta que te duelan los pies, bien en una discoteca o en cualquier fiesta de las miles que hay en verano. Este tipo de amigas son fieles, a ti, y a si mismas, nunca dicen que no, y si en un remoto caso lo hacen, siempre te ofrecen un plan alternativo donde te lo pases igual o mejor que en un pub. Eres mi fiestas.

 También están aquellas amigas con las que no hacen falta florituras, un café en cualquier sitio, aunque sea para llevar,una coca-cola, aunque venga sin limón, no importa, porque lo verdaderamente importante son las conversaciones que se mantienen durante el período de tiempo que cada una consume su bebida, conversaciones sobre el pasado, o el futuro y que en la mayoría de los casos podrían solucionar los problemas en el mundo, aunque en otros sólo se basen en cotilleos. Eres mi café con leche o mi coca-cola zero, depende del día.


Hay otro tipo de amigas, las que no ves todos los días, pero cuando volvéis a veros parece que no hubiese pasado el tiempo. Normalmente estos encuentros suelen darse en el cine, para tener un tema de conversación posterior, aunque el cine también puede presentarse como un plan alternativo para hacer con una amiga que ves a menudo. Eres mi peli, mis palomitas, mis risas con "Les doy un año" y mis lágrimas con "Titanic".

Todo el mundo tiene una amiga a la que recurrir cuando no le apetece salir de casa, una segunda casa en donde refugiarse cuando las cosas no van bien en la propia, una segunda nevera que asaltar, una segunda cama que deshacer y un segundo baño donde hacer pipi. Las amigas de este tipo siempre están ahí, en los momentos en los que necesitas otro punto de vista ajeno, cuando necesitas salir de tanta realidad, o cuando es necesario meterte de lleno en dicha realidad para intentar solucionarla. Siempre tienen un consejo, y puede que no todos sean buenos, pero tienen intención, y reacción. Eres mi consejo.






 En algunos casos, muy remotos, existe una amiga multiusos, que vale para todo vamos, lo mismo os marcáis la fiesta de vuestra vida como os pasáis la tarde en casa o en cualquier bar, banco o playa tiradas. Este tipo de amigas son las más escasas, y las que más cuesta mantener, ya que no viven una parte de tu vida contigo, la viven entera, sobre todo lo malo, porque son las primeras que aguantan tus días horribles-espantosos-fatales. Eres mi multiusos, y te quiero.



martes, 13 de enero de 2015

That maybe we found love right where we are

¿Existe algún estudio que indique cuando es el momento adecuado?, ¿Cuando las circunstancias, tanto del entorno como las propias, son las correctas?, ¿Un porcentaje al menos de lo que ha salido bien, sin tener en cuenta dichas circunstancias? ¿Alguien que se haya atrevido aunque no hubiese estado en su mejor momento, y le haya salido bien? Sinceramente no lo sé, y siendo más sincera aún, tampoco me importa. Conozco a las suficientes personas, las suficientes circunstancias y los suficientes porcentajes y no sirven de nada cuando ves por primera vez a tu persona (y no me refiero a tí misma), cuando te sonríe tímidamente por primera vez, cuando le cuentas por primera vez esa cosa de la que siempre hablaréis después (con suerte), cuando aparecen los silencios incómodos y cuando, después de un tiempo, se convierten en el mejor no sonido del mundo, cuando te habla de sus padres, y luego los conoces, y viceversa, cuando te coge la mano por primera vez, cuando te seca la primera lágrima derramada en su presencia, cuando te dice que le caes bien, que le gustas, que le encantas, y, posteriormente, que te quiere. Esas sensaciones ocurren, y si tienes suerte, siguen ocurriendo si encuentras a tu persona adecuada, ocurren a pesar de las circunstancias que te rodeen, ocurren aún a pesar de cómo te sientas,porque, y esto sí es una regla común a todas las relaciones (sanas), cuando le ves, todo desaparece, en mayor o menor medida, hace que olvides en qué mes estás dándote un baño de agua caliente en pleno mes de agosto, o quitándote la manta por las noches en diciembre y en enero (si tienes suerte), hace que te olvides de en qué día vives, incluso de dónde. Si tienes suerte, y encuentras a tu persona, y eres su persona, suceden estas cosas a pesar, repito, de las circunstancias en las que te encuentres. 
Gracias por ser MI persona.

jueves, 4 de diciembre de 2014


La gente que me conoce un  poco sabe que me encanta tener frío y tener a alguien a quien pegarme para que se haga más llevadero, que no me molesta demasiado cuando se  pone a llover de repente y me pilla sin paraguas y en playeros, que me gusta estar en mi casa, o en cualquier casa, siempre que la compañía y la merienda sean los adecuados, en resumen, que el invierno es mi estación favorita. Pero (como todo en esta vida, existe un pero) odio la Navidad, seguramente la mayoría piense que justamente lo mejor del invierno es la Navidad, y bueno, en algo me diferencio de ellos. No me gusta que las familias no se reúnan por los cumpleaños de cualquier miembro de ella, pero si por el de  alguien que no  se sabe si existió, y que aunque así fuese, no conocemos. Viéndolo desde otro punto de vista es una buena excusa para reunir a personas que llevan meses  sin verse, que viajan desde cualquier parte del mundo sólo para pasar las Navidades con sus seres queridos. Creo que  es lo único que me gusta de la Navidad, que para un poco el mundo, las familias dejan (aunque sólo sea por una noche) sus diferencias y los problemas se empequeñecen mirando al tu alrededor y disfrutando de la alegría que dicen que desprende la Navidad. Aún así hay asientos vacíos en las mesas, y a medida que pasen los años habrá más. No me gusta la Navidad, pero me gusta que vuelvas.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Hoy has tenido un buen día, dentro de la mala racha actual y no sabes la alegría que eso me produce. ¿Que me gustaría que las cosas fueran diferentes? Si y no, claro que me gustaría poder calzarme, bajar, andar menos de 5 minutos y llegar a tu casa, pero también me gusta esperar toda la semana para hacerlo, esperar 5,10, los minutos que sean a que llegue el tren e intentar divisarte entre tanta gente que baja, me encanta cuando casi estás llegando y te ríes y me gusta cuando por fin llegas y siempre repites las mismas palabras: "te echaba de menos". Me encantaría que después de un largo día de estudio vinieras a rescatarme de tanta realidad y recargarme las pilas, que pasásemos frío juntos y luego intentásemos calentarnos mutuamente pero también me gusta pasar frío a veces, porque así cuando llega el (la) calor (o sea, tú) lo aprecio más y me resulta más confortable, más real. Me gustaría que vinieses a buscarme algún día al instituto y me encantaría irte a buscar a la facultad de vez en cuando, y eso es una de las pocas cosas que la distancia no nos permite, pero lo compensa con otras cosas, pocas, pero para mi la más importante es poder echarte de menos y saber con certeza que volverás, que aunque tenga un día malo, horrible, terrible y espantoso, estás, aunque no estés. Si pudiera cambiar esta situación no lo haría, aunque te parezca extraño, me gusta echarte de menos y cuando vuelves cogerte con ganas, eso si, creo que 9 meses son más que suficientes y a partir de ahí si que haría lo posible, incluso lo imposible por estar cerca de ti.
¿Por qué esto hoy? bueno, estás estudiando psicología, tienes piso nuevo y en 6 días es tu cumpleaños, no se me ocurren mejores razones.
P.d.: Te echo de menos siempre

sábado, 24 de agosto de 2013